Las señales de entrada regularmente tienen intenciones definidas y maneras simples y claras de dar la cara. Ahora bien, puede ser que adquieran este comportamiento a manera de ritual, como tribu de indios que se levantan de la maleza para soltar un aullido y desaparecer de la vista del invasor confundido en medio de la neblina. Hablamos, pues, de esperanzas destruidas, de que repentinamente desaparezca el placer en la conversación y de que sea un gusto vicioso el que organice el sueño y al cansancio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario