El resto del día

Desde hace casi dos horas estoy ansioso de regresar a mi casa, porque no debería dormir tarde, me digo. Siempre tengo esa imbécil idea de que existe alguna conexión programable, voluntaria, entre estar temprano sobre mi cama y dormir. Incluso, puede que no exista relación alguna entre lo que supongo, por llevarla en paz, es lograr dormir y lo que en verdad merece ese nombre. Temo que en mi caso el juego de palabras es mi mejor acercamiento al tema, porque todas las mañanas siguientes son un prolongado esfuerzo por ver posible que las señales del amanecer estén equivocadas o, ya por la fuerza, que contundentemente estoy despierto y que sigo teniendo tiempo para repasar los sueños.
Empiezo el día con alguna poco provechosa decisión, siguiendo este esquema: puedo hacer algo estúpido e inútil ahora porque sé que tendré tiempo y ganas para hacer cosas mejores durante el resto del día.

No hay comentarios: