HALLO



Esta ventana iluminada es mi nuevo cuarto. Esa noche estaba solo. Salí y dejé la luz encendida. Caminé y llegué a un edifico vacío e iluminado de la universidad rodeado de piezas industriales. Un topito las recorría perdido. Con la intención de regresar, confirmé que mi conocimiento de la zona seguía siendo absolutamente frágil y que la decisión de dejar una luz encendida podía deberse a dos cosas: sentir un segundo antes de razonarlo que alguien espera o saber dónde vivo.



Siento que escuché muchas veces (exagerando, diría que en cada boca) que el fin de semana disfrutamos de un clima de verano. Yo presentí cada vez que alguien lo repetía, que el calor me saludaba y se despedía. 

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